27 de diciembre de 2010
Lo que nos dejó el año
A continuación, un listado de términos que resumen lo sucedido durante los últimos 365 días:
Sandro
Hiena
Candela
Vuvuzela
Wanda Taddei
Tito
Metropolitana
Pulpo
Isidro
Néstor
Waka waka
Forlán
Unión civil
Mineros
Jabulani
Fibertel
Acero
Ferreyra
Matías Berardi
Mitch
Aymar
82%
Garfunkel
Wikileaks
Pa-panamericano
Cerati
Peter
PIN
Luppi
Amigacho
Camaño
Zeñoda
Bicho
Leuco
Yan
Mole
Kunkel
Asignación universal
Coky
tocuen
Beara
Assage
Soldati
Maidana
Bigote
Paul
14 de noviembre de 2010
Culto al voyeurismo
¿Por qué una persona decide sacarse una foto en la estación de servicio mientras carga nafta? ¿Cuál es el objeto de mostrarle al mundo el plato de comida que se está a punto de degustar? ¿Por qué un usuario cuenta el lugar del mapa en el que se encuentra situado?
Estos y otros interrogantes sobrevuelan en mi cabeza cada vez que decido sentarme a hurgar en las redes sociales.
Y para no pecar de falta de autocrítica, confieso que desde que abrí mi Fotolog -hace unos cuantos años atrás- en más de una oportunidad fui seducida por la tentadora oferta de exposición de la vida privada que hay en las redes sociales. Es más, confieso que también tengo alguna que otra foto sacada en el baño de un boliche…
Pero mi cuestionamiento va un poco más allá, noto en algunos usuarios un exhibicionismo tal que me lleva a pensar que en definitiva no hacen las cosas por el disfrute en sí, sino para mostrarle al mundo lo que hicieron, es una suerte de retroalimentación entre usuarios que se exponen y curiosos voyeurs.
El caso más palpable es el de Facebook, esa red de moda de la que prácticamente todos forman parte. En el tiempo que llevo haciendo uso de ese sitio me he topado con un sinfín de cuestiones curiosas: fotos sacadas en lugares insólitos, usuarios que cambian su situación sentimental en forma casi diaria (y la publican!)y hasta personas que hacen tests para medir sus cualidades amatorias.
Pero me voy detener en un punto que es, a mi criterio, lo peor que ofrece esa red (y creo que en esto va a coincidir más de uno). Se trata de las benditas etiquetas. Sí, esa molesta aplicación que permite que cualquier persona -cercada en una impunidad total- haga un simple click y le muestre a todo el círculo de amigos un material fotográfico que nos involucra. Y todo ese daño sin siquiera pedirnos algún tipo de autorización previa.
A pesar de que hoy en día las redes son en muchos trabajos una condición obligatoria, me sigo rehusando a la exposición excesiva de la vida privada y mucho más al exhibicionismo involuntario.
Ahora, ¿son las redes sociales las culpables o se trata de un aspecto latente en las personas que se despertó ante la amplia oferta de Internet? Las opiniones son diversas.
20 de octubre de 2010
Es la tecnología que me alcanza
La tecnología y yo nunca fuimos amigas, compinches, ni nada. Es más, creo que nunca lo seremos. Si estoy integrada a los nuevos avances es por el vertiginoso ritmo del sistema, que me empuja a resignarme y aprender.
Tal vez por ignorancia o por miedo a hacer desastres (como aquella vez en que hice entrar un virus que eliminó todos los archivos de la familia) soy de las que piden ayuda para cualquier cosa con tal de no tocar alguna tecla que pueda llevar a una catástrofe.
Tal vez sea por eso que ayer al escuchar a dos chicas jóvenes (no es que yo no lo sea, pero estas eran bastante más chicas que yo) diciendo que en su examen pensaban copiarse porque “ni da estudiar todo eso”, sentí curiosidad por seguir escuchando la charla. Así, una de ellas concluyó en que iba a “machetarse” absolutamente todo.
Hasta ahí, nada que me sorprenda demasiado. Lo sí me conmovió profundamente (al punto de empujarme a hacer este post) fue el hecho de que su ayuda-memoria para el parcial estaba todo guardado en su Blackberry!!
Vamos de nuevo. Ni pequeños papeles pegados a la regla, ni bancos escritos, ni anotaciones en lápiz al margen de la hoja, ni carpetas ocultas bajo el banco, ni manos escritas, ni siquiera el manotazo de ahogado de preguntarle en un susurro al compañero de al lado o copiar de su hoja. Nada. Sólo el acto de adjuntar al mail, enviar y Listo! Después, a copiar textualmente sobre la hoja del examen.
No sé si será que ya estoy grande (algo que siento cuando escucho temas como el que dice “Pasame más tinto se vino la pachanga” y veo que mi hermano menor ni lo conoce) o que soy demasiado inocente y el hecho de copiarse tan deliberadamente no me convence -ni me convenció nunca-, pero tengo que admitir que me impactó la charla.
Definitivamente, ya nada es lo que era, ahora nadie pierde un minuto en hacer un machete como corresponde. En fin, me tendré que ir preparando psicológicamente por si un día de estos viene mi mamá a pedirme que le abra una cuenta en Twitter.
4 de octubre de 2010
1, 2, 3..twitteando!
Esta mañana, en mi viaje matutino en subte, me colgué unos minutos mirando a una mujer que navegaba en Twitter a través de su celular.
No sé bien por qué, pero eso me disparó una breve pero profunda reflexión acerca de los distintos perfiles de twitteros.
Si bien mi trayectoria en esa red es bastante corta, me atrevo a enumerar una serie de personajes que pude recabar a lo largo de mi estadía en el sitio. A continuación, un listado de infaltables perfiles en tu grupo virtual:
-El de larga data: Llegó hace como 2 años a la red. En ese momento era algo muy original, sólo para entendidos. Ahora, se quiere matar con el aluvión de golondrinas que llegaron gracias a la excesiva mención que se hace de Twitter, sobre todo en la televisión.
-El cholulo: no sabe ni qué es, ni para qué sirve, pero se hizo una cuenta para seguir cada minuto de su celebridad preferida. Es el primero en comentar cualquier frase o foto de su ídolo.
-El ácido-picante: (confieso que este es mi preferido). No se limita a retransmitir información ya conocida por todos, sino que le da una vueltita más de tuerca y le pone ese toque de cinismo que lo destaca del resto.
-El denso: otro que tampoco sabe el objetivo -si es que lo hay- de Twitter. Se metió en el submundo virtual con una simple meta: levantar. Es fácilmente reconocible: sigue a 200 usuarios, de los cuales 197 son mujeres.
-El intelectualoide: intenta demostrar a través de sus tweets una elevada capacidad mental. Usa palabras rebuscadas, habla de temas supuestamente cultos y se la pasa citando frases de autores universales para demostrar el volumen de lectura que porta. En fin, al menos para mí, termina siendo el más aburrido.
-El irritante: Se trata de un personaje con incontinencia verbal. Tiene la necesidad de comentar algo cada 5 minutos. No importa qué es lo que dice, pero siempre está en el TL cuando abrís tu cuenta. Como consecuencia, logra que al ver su nombre y foto, ni siquiera atines a leer sus tweets.
-El hiperactivo virtual: Es un caso que se da sobre todo en famosos. Sienten que, tal como se deben a su público, se deben a sus twitteros y por eso necesitan contarles todo lo que hacen de sus vidas desde que se levantan, hasta que se acuestan. Mención aparte para los que adjuntan mapas para ubicar geográficamente el punto del país donde se encuentran.
En breve, continuará este compendio de personajes. Mientras tanto, llamo a la reflexión y a que cada uno silenciosamente asuma qué rol cumple en el universo virtual del pajarito.
21 de septiembre de 2010
Primavera
Haciendo una recorrida por los portales de noticias, esta mañana me encontré con una nota titulada: “Las golosinas light ganan terreno de cara al verano”
Y ahí entendí. Claro, es que llegamos de una buena vez a la primavera. Atrás quedaron los múltiples resfríos, las olas polares y las estufas a tope que terminan por asfixiarte en los lugares cerrados.
Pero, con la nueva estación y las temperaturas cálidas, aparecen los clichés típicos de la época, analicemos:
-Gimnasios que se llenan a tope con la llegada de las golondrinas, que comienzan cada año en el mes de septiembre en un intento desesperado por lavar sus culpas y recuperar los 9 meses del año perdidos.
-Dietas. Sí, dietas. Aparece una idea que está latente durante todo el año pero que recién se comienza a concretarse con la llegada del calor. Hay que despojarse: nada de tapados, de poleras... hay que mostrar!! Y no queda otra que recurrir a la tortura de la privación para estar en perfecto estado en un tiempo casi récord.
-Alergias. No sé si son un aspecto trascendente para todos. Pero sí sé que más de uno se va a sentir identificado con este ítem. Y es que el florecer de la primavera es precioso, eso es innegable, pero trae efectos indeseables en algunas personas que tienen sensibilidad a ese polvillo molesto conocido como polen.
-Transportes. Sí, la primavera es ideal para salir el fin de semana y disfrutar de los espacios verdes pero, ¿qué pasa durante los 5 días hábiles? No olviden que la temperatura cálida afecta en todos los ámbitos, sobre todo en el interior de algún medio de transporte (ni hablar en el subte). Es muy lindo respirar una brisa cálida pero en el interior de un transporte en hora pico no se puede respirar ninguna brisa, es más, diría no se puede respirar!!!!
Bueno, arranca la etapa más linda (y más pesada) del año. Acaso, no pedíamos que se vaya el frío? Bueno, acá está…
19 de julio de 2010
Paciencia, es invierno
LLegó el invierno, y con él, el frío, y obviamente.. el infaltable resfrío!!
Ese mal, odioso si los hay, que nos aqueja siempre que hace frío y que es producto directo de tener que andar sometiendose a temperaturas infrahumanas: -1Cº en la calle y 30Cº en el subte..
así es imposible no enfermarse..
Pero claro, a pesar de haber tomado los recaudos necesarios y de sacarme las capas de ropa cual cebolla cada vez que entro al transporte, ahora ando como un zombie entre pañuelos, sobrecitos de vitamina C (que, por cierto, no dan demasiados resultados) y toses de perro..
y lo peor es que hay que seguir saliendo a la calle, y encima de ese odioso frío, hay que soportar la lluvia.. bingo!!
en fin, diría una colega que el tip del día (y de los próximos seguramente) es "ten paciencia CON EL FRÍO".
Sí, señores.. a abrigarse y a seguir probando con todos los sobrecitos que prometan soluciones mágicas e inmediantas para aliviar el resfrío..
5 de julio de 2010
Chau Mundial
Y sí. Se terminó.
triste, no?? no más banderitas, gorros, vuvuzelas, jabulanis o tarareos del waka-waka..
Lo peor de todo es que volvemos a la realidad. Sí, como si hubiéramos estado de viaje las últimas tres semanas.
Y cuando uno vuelve de viaje siempre es tedioso: hay que desarmar valijas, encargarse de todo lo que quedó pendiente...
Ahora es algo parecido, tenemos que hacernos cargo de todo lo que prometimos hacer "después del Mundial" y reacomodarnos en esta nueva realidad.
Ah, y ya no se puede usar como excusa al partido para pegar un faltazo o para seguir dejando cosas pendientes...
Es difícil, pero si en algún momento tenemos síndrome de abstinencia nos vamos a tener que conformar con ver partidos de algún otro país, el torneo apertura o el mundial de básquet...
Ya sé, no es lo mismo, pero es lo que hay...
16 de junio de 2010
Fiebre de fútbol
y sí, es imposible hacer un post sobre otro tema.
Es más, creo que si no escribo algo que tenga que ver con el Mundial no me lee nadie.
Es que así está todo, ¡pero qué lindo que es!
las calles vacías, la gente en los bares adheridas a las pantallas, camisetas, banderas, cornetas (y esperemos que no lleguen las vuvuzuelas)
El fútbol está en el aire y se va a quedar por unos cuantos días más.
En fin, no hay mucho más que agregar..y menos con mi escaso conocimiento fubolístico..
Los análisis se los dejo a los expertos.
9 de junio de 2010
Hambre de Mundial
"Falta 1 día, 14 horas, 48 minutos y 50 segundos", leí hace un rato en un portal de Internet.
Creo que con esa frase se resume claramente cuál es el pensamiento (y el tema de charla, por supuesto), que abunda entre todos nosotros por estos momentos.
Como mencioné en un post anterior, estamos ya casi insertos en esa etapa cíclica que se da cada cuatro años y en la que la mente de los argentinos(al menos la de la mayoría) bloquea cualquier asunto que no tenga que ver con el Fútbol.
Cuentas regresivas en Internet, en la tele, en las redes sociales, todo es una gran cuenta regresiva.. Nada interesa más que lo que va a pasar el sábado: "¿Dónde nos juntamos? ¿Llevo medialunas?", son las frases que más salen.
Y en la calle la historia es similar: puestos con banderas, banderitas, camisetas y todo un arsenal de cotillón en celeste y blanco.
¿Y en la tele? La historia de siempre: periodistas que dan vueltas en un país ajeno sin más material que notas color con hinchas de otros países.
En fin, llega el Mundial y ya tenemos todo listo..
Ahora que termino de escribir mi nota ya falta 1 día, 14 horas, 40 minutos y 12 segundos..cada vez menos..
7 de junio de 2010
Día del Periodista
Oficio, profesionalismo, vocación, son algunas de las palabras que para mí sintetizan la labor básica que debe cumplir cualquiera que se precie de ser periodista.
Si bien, es una profesión muchas veces bastardeada por algunos exponentes que exceden los límites de la ética, sigue siendo de suma importancia y debe existir para garantizar pluralidad y libre expresión.
Desde mi lugar, como flamante representante del gremio, puedo decir que es una profesión que me da múltiples satisfacciones y que me enorgullece ejercer.
Desde aquí, un feliz día a todos aquellos que, al igual que yo, difrutan día a día de ejercer esta profesión a pesar de los desafíos continuos que se presentan.
6 de junio de 2010
Arte, arte, arte
El Festival Ciudad Emergente 2010, que finaliza hoy, es un espacio dedicado a las distintas expresiones de la cultura joven: bandas de rock y pop tocando continuamente en la terraza especialmente ambientada para la ocasión, exhibiciones de arte callejero y poesía, cine alternativo y, hasta el novedoso arte digital, están presentes en las distintas salas del Centro Cultural Recoleta -Junín 190- donde se presenta el festival.
Pero, basta de palabras, les dejo aquí un par de videos y fotos que resumen algunas de las presentaciones del jueves 3 de junio, cuando tuve la oportunidad de asistir.
Pero, basta de palabras, les dejo aquí un par de videos y fotos que resumen algunas de las presentaciones del jueves 3 de junio, cuando tuve la oportunidad de asistir.
29 de mayo de 2010
De las veredas del barrio, a la televisión
El periodista Guillermo Pardini tiene 43 años y hasta los 20 vivió en el barrio de Devoto. Hijo de un empleado de Gas del Estado y un ama de casa que, durante en una época, tuvo una peluquería en el hogar, Guillermo es el único hijo varón de la familia.
Hizo la primaria en San Pedro Apóstol y el secundario en el Ingeniero Luis Augusto Huergo, en el Cid Campeador. “Tenía una hora de viaje en el 124, a veces, me dormía parado y me pasaba”, se ríe, y añade: “Le decíamos el tren fantasma: tenía agujeros hasta en el piso”.
Durante la infancia, jugaba al fútbol en la vereda con amigos a los que ya no ha vuelto a ver. “El no frecuentar más la zona, y el trabajo hacen que se pierda el contacto”, explica. “Me acuerdo de Daniel, que vivía a la vuelta; el gallego, que tenía un bar cerca de la plaza; José Luis, que llegó a jugar en Pedro Lozano y Gustavo, que tenía una pizzería en Sanabria”, detalla.
Hoy, lamenta que los chicos ya no se puedan hacer las mismas cosas que él hacía en su infancia: “Desde jugar en la calle, hasta caminar, ir a hacer los mandados. Ya no se puede, como padre, no te dan ganas de que estén afuera, preferís que estén adelante de la computadora”, reconoce.
A pesar de haberse recibido de maestro mayor de obras, estudió periodismo y locución. Su vocación nació cuando estudiaba en el industrial, ya que solía llegar a su casa y meterse en un cuarto donde tenía todo armado para trabajar. Allí, prendía la radio y se quedaba escuchándola durante la noche.
Así empezó a interesarse por el medio, al punto que, una vez terminado el secundario, se planteó qué era lo que realmente quería hacer y decidió probar suerte con periodismo y locución en el ISER. Su primer trabajo importante fue en Radio Rivadavia junto Héctor Larrea, en el programa Rapidísimo.
Entre sus recuerdos, destaca los negocios del barrio que solía frecuentar de chico: ”Había una panadería, que me alegra que todavía se mantenga, una casa de galletitas, donde estaban esas cajas de lata y la carpintería, donde me mandaban a comprar aserrín” detalla, y agrega que hoy en día ve todo despersonalizado: “Está lleno de franquicias por todos lados”. Con respecto a sus años de estudiante, Guillermo bromea: "Siempre fui de madera para bailar y para el deporte”.
De todas maneras, lejos de él está hacer una comparación entre esa infancia y las de hoy, ya que sostiene que cada generación vive en una época distinta. “Todo tiempo pasado fue mejor, pero por una sola cuestión: éramos mas jóvenes”, remata.
Mercedes Carrizo.
La nota completa fue publicada en Devoto Magazine en mayo de 2009.
27 de mayo de 2010
Vivir en la villa: entre la vida y la muerte
“Entre los trece y los diecisiete años el Frente robaba al tiempo que ganaba fama por su precocidad, por la generosidad con los botines conseguidos a punta de revólveres calibre 32, por preservar los viejos códigos de la delincuencia sepultados por la traición, y por ir siempre al frente”. Con esa frase, el escritor Cristian Alarcón presenta su libro “Cuando me muera quiero que me toquen cumbia”, una original narración en la que se expone otra mirada acerca la vida de los llamados pibes chorros.
Basándose en la muerte de Víctor Manuel “Frente” Vital, un joven respetado de la villa que es asesinado por la Policía Bonaerense, el escritor inicia un relato acerca de las condiciones de vida de los personajes que habitan la San Francisco, ubicada en el partido de San Fernando, lugar donde el “Frente” vivió hasta sus últimos días. A través de los testimonios recopilados y sus propias experiencias obtenidas durante la estadía en el lugar, Alarcón intenta justificar el modo de vida de estos chicos, que pasan sus días repartiéndose entre la vida en la villa y algún Penal.
A pesar de que la escritura está estructurada como para lograr un impacto, o resultar innovadora para el lector, la intención del escritor no cumple su objetivo y termina por llamar la atención por la falta de puntuación presente en el relato. Por otra parte, si bien la lectura fue pensada para que sea llevadera, se presenta un exceso de personajes que se podría reducir, ya que nombrar a tanta gente no aporta al relato y termina por generar confusión.
Una de las cuestiones a resaltar en este libro, es el cambio que se da en Alarcón a lo largo de la historia: En un principio, plantea que le costó insertarse en ese nuevo ambiente: “Me vi sumergido en otro tipo de lenguaje y de tiempo, en otra manera de sobrevivir y de vivir hasta la propia muerte”. De todas maneras, hacia el final del relato, ya se muestra mimetizado con los personajes con los que ha compartido tanto tiempo. Su narración, a medida que van pasando las páginas, da cuenta de que vivió como uno más dentro de la villa, donde puedo sentir el peligro, el sentimiento de hambre, compartió las bebidas características de los jóvenes y, hasta lloró en la tumba de joven ídolo hacia el final del relato.
La narración, que resulta sorprendente porque muestra la mirada de los pibes chorros acerca de sus pésimas condiciones de vida, no deja de sorprender cuando presenta los testimonios en los que se plantea como habitual la muerte de jóvenes de manos de la policía y la pérdida de familiares por peleas y enfrentamientos en la villa. De esa manera, casi todos los personajes que entrevista Alarcón, cuentan con absoluta naturalidad la cantidad de hermanos, amigos o conocidos que murieron y, hasta relatan con lujo de detalles los robos realizados y algunas otras cuestiones que también son moneda corriente en la villa, pero para el lector resultan absolutamente ajenas.
Sin embargo, en su intención de presentar una nueva mirada de los hechos, Alarcón termina casi por justificar el accionar de los jóvenes de la villa y lleva al lector a sentir una suerte de lastima por los personajes. Está claro que presentar testimonios u opiniones de policías hubiera virado el rumbo del relato y éste no habría sido el mismo. Pero el hecho de presentar una sola versión encrudece el ensañamiento que sienten los jóvenes hacia la bonaerense, al mismo tiempo que resulta de gran asombro para quienes no conocen las internas entre los bandos.
Resulta sorpresiva, por su parte, la narración sobre las peleas entre quienes roban y quienes venden droga, ya que el común de la gente desconoce estos enfrentamientos. Asimismo, se concluye con que los culpables de la situación actual en las villas son los dealers, ya que son quienes venden sin escrúpulos la droga que arruina a los jóvenes y los lleva a actuar sin ningún reparo.
De todas maneras, a pesar de lo interesante que pueden resultar algunas descripciones y anécdotas que no suelen ser vistas comúnmente en los programas de televisión, el libro no deja de ser una ensalzamiento a los pibes chorros, a quienes presenta como los buenos de la historia y a quienes justifica a lo largo de todo el relato intentando conmover al lector.
18 de mayo de 2010
¡A calzarse los botines!
Otra vez llega el Mundial. Sí, ese bendito momento que se repite cíclicamente cada cuatro años. Un período extraño si los hay: Fútbol en las calles, Fútbol en los bares, Fútbol en las casas. En el aire se respira Fútbol. A nadie le importa más nada, no hay otro tema de charla.
Todos nos volvemos fanáticos, tenemos la necesidad de ver partidos, lo que sea. Es como un hambre que no se sacia nunca. Vemos previas, partidos de países ubicados en lugares remotos del mapa, comentarios de uno, críticas del otro, debates.. la oferta nunca se termina.
Y cuando digo que todo se fanatizan, me incluyo. Yo, que no miro un partido por más de 20 minutos de corrido sin cabecear, soy capaz de estar sentada mirando tres o cuatro partidos consecutivos. Es raro, no se puede explicar, es como contagioso. Nos volvemos todos técnicos, especialistas, expertos, jugadores…
Es un estado inexplicable, todos hermanados, gente que canta el himno con la mano en el pecho, banderas que flamean en los balcones..Ah, eso sí, no pretendas pedir nada, no hagas planes..los hombres tiene la agenda completa hasta fin de mes: Si salís con alguna idea rara, corrés el riesgo de ser ignorada.
Y, bueno.. después de todo es cada cuatro años, ¿no?
13 de mayo de 2010
Pensar en el otro
A fines de abril se realizó un encuentro con el objetivo de hablar sobre las condiciones en las que se encuentra la Educación Especial en Capital Federal, especialmente en los barrios de Villa del Parque y Devoto.
Estuvieron presentes la directora operativa de Educación Especial de Gestión Estatal, Vanesa Casal; las supervisoras de Educación Especial Mirtha Fullone -modalidad auditivos- y Gabriela Cabezón -modalidad mentales-; la supervisora Alicia Esmoris y Juan Carlos Soules, de Gestión Privada, Juan José Agrelo, director de la “Escuela de Educación Especial Nº 28 Bartolomé Ayrolo”; Raquel Lucía Almuiña, docente de la “Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 3 María Dolores Navalles de Tobar García”; Silvia Portillo, directora de la “Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 2 Domingo Faustino Sarmiento”, Alicia María Mammana, directora del nivel primario del “Instituto Formar Futuro” y la rectora de ese establecimiento, Fabiana Martínez.
En primer lugar, Mammana y Martínez hicieron una breve explicación del trabajo que realiza el “Instituto Formar Futuro”, ya que no se trata de una escuela de Educación Especial sino de una escuela común que incluye, mediante contenidos con metodologías adecuadas, a alumnos con algún tipo de discapacidad. En el establecimiento cuentan con 500 alumnos entre los tres niveles, de los cuales hay 13 integrados en nivel inicial y 7 en secundaria. La escuela, de más de 40 años, realiza el trabajo de integración e inclusión desde 1987. “Son alumnos que vienen de escuelas especiales”, cuenta Mammana, quien agrega: “Acá tienen todas las asignaturas como el resto de los chicos”.
Silvia Portillo hizo una rápida descripción de la tarea realizada en la “Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 2 Domingo Faustino Sarmiento”, una Institución con 61 años de experiencia que cuenta con 85 alumnos entre nivel inicial y primario, de los cuales 40 se encuentran realizando formación laboral.
Asimismo, Almuiña hizo su exposición sobre la “Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 3 María Dolores Navalles de Tobar García”, que cuenta con 60 años de trabajo en los tres niveles educativos. Su labor siempre se basa en la Disposición 3239-DGEGE-2009, la cual unifica y ordena los procedimientos para la inclusión de niños y jóvenes con necesidades educativas especiales en educación común de todos los niveles y modalidades.
Uno de los puntos en los que hizo hincapié Almuiña fue en el C.I.P.A.I.S. (Centro Integral Para la Inclusión Social Destinatarios), que permite que los adultos en condiciones de egreso puedan continuar con el aprendizaje. “Hay una edad tope para permanecer en las escuelas y eso era un trauma para las familias”, explica Gabriela Cabezón, y añade: “Muchas veces las escuelas prolongaban el egreso, pero eso producía un estancamiento y conflictos generacionales por la diferencia de edad entre los alumnos”. Gracias a ese centro creado recientemente, los adultos pueden continuar con su educación una vez finalizada la escuela. “Tuvo mucha repercusión entre las familias, porque se hacía muy difícil para ellos cuando los alumnos tenían que terminar la escuela”, se alegra la supervisora.
Por su parte, Agrelo habló del trabajo llevado a cabo por la “Escuela de Educación Especial Nº 28 Bartolomé Ayrolo”, que atiende alumnos sordos e hipoacusicos. “El Ayrolo abrió la Educación Especial en Argentina”, afirma Agrelo en relación a los 125 años de trabajo que lleva la escuela en su haber. Según este director, no se habla ya del término “patología” y se ha instalado la lengua de señas como el lenguaje en la institución. “Nosotros revalorizamos la cultura del lenguaje de sordos”, se enorgullece Agrelo, quien explica que en el 2000 se aprobó la ley que reconoce a la lengua de señas como un lenguaje. “La sordera ha dejado de ser invisible”, resalta.
La escuela cuenta actualmente con 240 alumnos, así como también, un Departamento de primaria para niños y otro para adultos. “No hay un límite de edad porque la sordera es algo que se puede dar en cualquier momento de la vida”, puntualiza Agrelo, quien indica que también poseen cuatro áreas de informática, carpintería y próximamente, mecánica. Además, tienen un Departamento especializado en trastornos del lenguaje.
Uno de los temas centrales durante la reunión fue el respectivo a la contención y el apoyo familiar, ya que constituyen una pieza fundamental a la hora de emprender la tarea educativa. En el caso de las escuelas de educación común que incluyen a niños con necesidades especiales, se hizo hincapié, por un lado, en la necesidad de un maestro de apoyo a la integración para ayudar al alumno a integrarse, ya que a veces los docentes comunes no saben cómo abordar la discapacidad y, por el otro, en el rol que debe cumplir la familia para contribuir con el desarrollo del niño o adulto que necesita de educación especial.
Con respecto a esto último, se debatió sobre los distintos tipos de familias y las reacciones que se suscitan a la hora de encarar la educación especial. En el afán de darle todo al niño, algunas pueden convertirse en sobreprotectoras y, otras, debido al impacto sufrido, se muestran desgastadas o abatidas.
“El problema mayor se da en la adolescencia, es una etapa difícil, tienden a retenerlos más porque no saben cómo tratarlos”, explica Silvia Portillo. Asimismo, cuando llegan a la adultez la familia suele dar un paso al costado debido a que, después de tantos años, se encuentran cansados y con bajas expectativas.
En el caso de las escuelas comunes, Mammana relata lo difícil que es la llegada de algunos padres que se presentan para anotar a sus hijos en el establecimiento: “A veces vienen para negar en cierta forma la realidad, no asumen que hay una diferencia en sus hijos y piensan que la escuela va a ser la cura”. Por su parte, Agrelo contó: “Hay padres que vienen con el libreto del médico y quieren que los chicos se curen, que aprendan a hablar y que no usen la lengua de señas porque hace que la discapacidad se note más”. Agrelo también explica que los padres deben aprender a convivir con las dos lenguas, aunque eso les resulte tedioso y cansador. “Hay que pasar por procesos, no se pueden hacer cambios mágicos”, puntualiza.
A pesar de que –como señaló la Directora de Area Vanesa Casal- aún hay mucho por hacer en materia de inclusión en la sociedad y en el campo laboral, los profesionales se muestran optimistas respecto al desarrollo de la Educación Especial y su apoyo a la Educacion común y tienen esperanza en los cambios a futuro. “Antes, pensar que integren a un chico de jardín de infantes era una utopía, hoy ya no”, ejemplifica Cabezón, y remata: “Uno trabaja constantemente para concretar utopías”.
9 de mayo de 2010
Bullying: un conflicto que deja secuelas
El hostigamiento o “bullying” a veces es pensado como un tema menor que ocurre entre los niños y, en muchos casos, se lo ignora por creer que se trata de algo infantil, pasajero o temporal. Sin embargo, de no tratarse en tiempo y forma, el acoso entre compañeros en la escuela, club o cualquier sitio donde se reúnan chicos, puede traer consecuencias a futuro tanto como para quien es víctima de esos maltratos, como para el hostigador y los miembros del entorno.
El “bullying” se da en escuelas o en lugares donde los niños pasan mucho tiempo juntos. Allí, uno o más chicos humillan a otro, a quien ven más débil. El acoso se da en forma prolongada y consta de agresiones verbales o maltrato físico.
Po un lado, existe una víctima sobre quien se producen las agresiones o maltratos físicos, que le crean miedo a ser blanco de futuros ataques. Estos niños suelen ser inseguros, con baja autoestima y alumnos irritantes para el curso ya que se presentan como quejosos o inquietos.
Por otro lado, hay un agresor que, en el afán de imponerse socialmente, asume el rol de líder negativo y acosa a la víctima. Asimismo, existe un entorno de niños que, por miedo a pasar a ocupar el lugar de la víctima, actúan en forma pasiva, dejando que ocurra este maltrato. De esa manera, se produce un contagio social que inhibe la ayuda y fomenta la participación en los actos intimidatorios
La víctima no suele contar nada, por eso, es importante aprender a reconocer los síntomas ya que su malestar se expresa a través la negación a ir al colegio, la aparición de golpes o lastimaduras repentinos, mal humor, bajo rendimiento escolar, irritación, aislamiento y llanto fácil.
El “bullying” es un tema serio ya que las secuelas que deja se pueden manifestar incluso en la vida adulta. Al agresor, este hostigamiento le enseña una forma equivocada de desenvolverse en la vida social, y lo acostumbra a conseguir las cosas de una manera inapropiada.
En el caso de los espectadores, les otorga un aprendizaje erróneo sobre cómo comportarse ante situaciones injustas y les constituye un modo errado de reaccionar frente al sufrimiento ajeno, asimismo, refuerza en ellos posturas individualistas y egoístas.
En la víctima, las secuelas pueden llevar, en casos extremos, a tomar fuertes represalias contra los agresores. Además, lo padecido durante la infancia los pueden llevar a ser futuros hostigadores en la adultez.
5 de mayo de 2010
Sin el pan y sin la torta
Para quienes no me conocen, suelo quedar como la loca que no toma cerveza o la que siempre dice que no, cuando le ofrecen algo para comer. La razón, simple y sencilla, es la celiaquía que me acompaña desde hace tiempo y que se ha convertido en mi alerta roja cada vez que se me acerca alguna porción de torta, una factura o un pedazo de pan.
No es cuestión de andar por la vida dando cátedra sobre el tema. Tampoco es lo más divertido que un sábado a la noche en medio de un cumpleaños me pregunten por el tema y tenga que empezar a explicar con lujo de detalles mi extensa historia.
Por eso, aprovecho este día Internacional del Celíaco, el cuarto que “festejo” desde que hago mi dieta, y quisiera aprovechar para aclarar de qué hablamos cuando decimos: “Soy celíaco”.
simple vista, es imperceptible. No se puede reconocer por la calle a un celíaco. Son personas que padecen una enfermedad que, en algunos casos, hasta ellos mismos desconocen que tienen.
La celiaquía consiste en una intolerancia al gluten de trigo, cebada, centeno y avena. Esa proteína deteriora el intestino delgado, produciéndole una lesión y una atrofia de las vellosidades. Como consecuencia, no se absorben proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales, lo que genera un efecto nocivo a nivel del crecimiento y desarrollo. El 1 por ciento de la población es celíaca pero pocos lo descubren porque la mayoría se encuentra mal diagnosticado o directamente sin saberlo.
Si bien los celíacos no pueden ingerir las harinas convencionales, existen negocios naturistas o dietéticas, en donde pueden conseguir productos hechos con harina de maíz, arroz o mandioca, pero sus precios son de dos a cuatro veces más caros. Además, Como el gluten es una proteína de bajo costo, se usa como espesante o relleno en las preparaciones. Por eso, se debe tener cuidado con otros productos como los alimentos enlatados, las infusiones, y hasta la pasta de dientes.
La celiaquía suele asociarse a otras enfermedades ya que la variedad de síntomas es enorme. También puede aparecer de manera asintomática o con trastornos asociados que confunden el cuadro, por eso, el diagnóstico de la enfermedad es difícil.
Ante la sospecha, el médico debe ordenar análisis de sangre en busca de determinados anticuerpos. Si da positivo, el diagnóstico debe completarse con una biopsia de las vellosidades del intestino mediante una endoscopía. Hasta el momento, el único tratamiento posible es hacer una dieta libre de gluten de por vida.
Una vez iniciada la dieta, el intestino comienza a funcionar bien luego de un período variable. El paciente mejora, pero no deja de ser celíaco. En caso de que consuma gluten, el intestino vuelve a enfermarse. Por eso, se deben tomar recaudos cuando se cocina ya que consumir una mínima cantidad por error puede causar estragos en su intestino.
La dieta, que contempla alimentos naturales como frutas, verduras y carnes, también incluye productos industrializados pero, para ello, se deben guiar por listas en la que se especifican las marcas permitidas y que se actualizan en forma mensual. Tanto en Argentina como en el resto del mundo, hay organizaciones que se encargan de hacer esas listas indicando marca y características, para que el producto pueda ser comprado y consumido con seguridad.
Este es mi humilde homenaje en esta fecha tan particular para todos los que, al igual que yo, llevan un riguroso control de lo que comen, mientras esperan que se sancione la esperada ley que nos iguale, o al menos no marque tanto la diferencia, con todo el resto de las personas.
24 de marzo de 2010
Maldito escepticismo
Se acercaba el mediodía. El calor se hacía cada vez más fuerte. El sol sobre mi cara me recordaba que aún estábamos en pleno verano.
Intentando ignorar las altas temperaturas, seguí caminando. Finalmente llegué: era todo tal cual me lo imaginaba: velas, sahumerios, colores. Entré en un uno de los salones y me senté a esperar.
Durante esos minutos, me concentré en los objetos que me rodeaban: fotos, adornos, velas. Seguramente todos ellos tenían algún significado trascendente, pero yo lo ignoraba.
Finalmente, entró la vidente. Su presencia era muy fuerte, tenía una energía especial.
Nunca creí en esas cosas. Me he pasado gran parte de mi vida autodefiniéndome como escéptica, descreída de todo. Es más, creo que siento una suerte de orgullo cuando intencionalmente paso bajo una escalera y veo la cara de espanto de la gente que la esquiva.
Con esa desconfianza por cualquier cuestión paranormal, ese día llegué a entrevistar a la vidente. Con una mezcla de prejuicios y desgano, preparé un rígido cuestionario para la ocasión y fui hacia el lugar, sólo para cumplir con mi tarea.
Luego de mi introducción, decidí que ya era hora de indagarla sobre esas cuestiones que me interesaban para la nota y dar por finalizada la entrevista. Ni más, ni menos. Hacer el trabajo en forma rápida y efectiva, intentando disimular al máximo mi alto grado de desconfianza sobre el asunto.
Fue imposible. El cerrado conjunto de preguntas que tenía preparadas, quedaron a un lado. Tan sólo después de decirle mi nombre, la mujer lanzó, en pocos minutos, las iniciales del nombre de mi padre y las de esa persona “que debo dejar ir de mi vida”, algunas cuestiones acertadas acerca de mi familia, mi trabajo y, hasta me aconsejó que maneje ciertos defectos que reconozco que tengo, pero que poca gente conoce sobre mí. Para redondear, dijo que notaba en mi mirada un prejuicio con respecto a la videncia, por lo que decidió no seguir escarbando en mis asuntos.
Me sentí incapaz de pronunciar palabra. El cuestionario ya no tenía sentido. La experiencia era real y, a pesar de mi falta de predisposición, la mujer fue capaz de hacer un breve relato de mi vida con apenas mirarme a los ojos.
Insisto, no creo en nada, nunca lo hice. Pero a la hora de sentarme a redactar la nota, tuve que reconocer que la experiencia era real. No podía transmitirla de otra manera. Pude prescindir del rígido cuestionario de periodista, y conté mi historia.
23 de marzo de 2010
Esclavos del reloj
Vivimos pendientes del reloj. Inconscientemente, no podemos vivir sin él. ¿Cuál es el sentido de contar los minutos que faltan para que algo termine? ¿Por qué estamos haciendo siempre cuentas regresivas? ¿Y por qué nos fijamos cuánto hace que algo dejó de existir?
De una manera u otra, toda nuestra vida está manejada por ese pequeño aparato, que nos indica que ya no podemos seguir dando vueltas en la cama, que nos dice que falta poco para volver a casa o que nos señala que algo indefectiblemente terminó.
Queramos o no, dependemos de él en todo momento: Al acostarnos, solemos hacer cálculos mentales acerca de la cantidad de horas que nos quedan por dormir. Al levantarnos, medimos con exactitud los minutos necesarios para poder llegar a tiempo, aunque no siempre funcione. Pero los cálculos nunca nos abandonan.
Más de una vez me ha surgido esta reflexión acerca de lo esclavos que somos del reloj. Por estar tan apegados a él, no siempre podemos llegar a disfrutar de los momentos.
¿Podremos algún día liberarnos de esa esclavitud que nos ata al reloj? ¿Seremos capaces alguna vez de dejar de lado ese pequeño aparato que rige todos los órdenes de nuestra vida?
21 de marzo de 2010
Unos metros bajo tierra
Muchos son los que usan el subte como medio de transporte y, seguramente, conocen los avatares de esos viajes bajo tierra. Como usuaria de ese medio, soy una de las tantas personas que conoce ese submundo, que se desarrolla unos pocos metros abajo.
Gente que viaja como ganado, manotazos de algún amigo de lo ajeno y una sensación térmica que duplica la temperatura ambiente, son sólo una pequeña parte de ese pequeño universo subterráneo.
Vendedores ambulantes, cuyos discursos son sabidos de memoria por gran parte de los pasajeros, gente que lee libros de autoayuda para sobrellevar el corto viaje y, hasta actores que realizan una puesta en escena con el vagón como escenario y algunos pasajeros como actores de reparto, suman más y más aventuras para quienes viajan.
Demoras que causan retrasos (aunque debo confesar que mis llegadas tarde no son sólo culpa del subte), trenes que quedan varados en el medio de la nada, gente que se pelea por el lugar y encuentros inesperados con personas conocidas con quienes habíamos perdido todo contacto y ahora debemos entablar una incómoda charla rogando que llegue el momento de bajarnos, terminan de completar este submundo que se desarrolla bajo nuestros pies.
No creo que alguien, ni siquiera por un segundo, se detenga a pensar que cuando camina por la ciudad, unos metros por debajo suyo se viven y reviven este sinfín de historias. Pero lo cierto es que, mientras nos ocupamos de nuestras actividades, vamos al banco, al quiosco o al super, debajo de nuestros pies se desarrolla un universo, semillero de personajes y anécdotas.
20 de marzo de 2010
Eso que se llama Periodismo
Un día, cuando me preguntaron qué quería estudiar, dije firmemente: "Periodismo".
Tenía apenas 16 años, pero la convicción de lo que quería a hacer por el resto de mi vida.
Sinceramente, no tenía mucha idea de lo que decía cuando mencionaba a esa peculiar profesión. Seguramente, en ese momento, pensaba en ser la cara de un noticiero, la voz de un programa de radio o la periodista estrella de algún importante medio gráfico. No creo que se me haya cruzado por la cabeza trabajar manteniendo un perfil bajo. Para mí, el periodismo singificaba tener una alta exposición.
Tampoco sé muy bien por qué elegí esta profesión. Probablemente, mi falta de talento para los números me haya empujado a este terreno, sobre todo, teniendo en cuenta que hasta los 14 años tenía decidido volcarme al campo de la medicina, algo que no sé si hubiera podido afrontar, y nunca lo sabré.
Pero no hay una razón puntual o, por lo menos, no recuerdo ninguna situación, que me haya llevado a cambiar de opinión.
Cuando digo que no tenía idea de lo que decía cuando aseguraba que iba a ser periodista, me refiero a que no conocía en profundidad la diversidad de cosas que se pueden hacer desde la profesión.
Además, también ignoraba sus ventajas y desventajas pero, por alguna cuestión que no conozco, decidí tomar este camino.
Viéndolo a la distancia, ahora puedo comprender lo que implica ser periodista, sus pros y sus contras. Ahora, que lo analizo, veo que no me equivoqué cuando lo elegí. Es más, es una de las decisiones más ciertas que tomé.
Para mí, lo mejor del trabajo es la falta de rutina. Si bien, los procesos de trabajo son siempre iguales, uno se encuentra con situaciones muy diferentes unas de otras, que le quitan la monotonía.
Además, lo que más me gusta es haber cumplido con lo que me decía mi papá cuando era chica: "Tenés que conseguir un laburo en el que te paguen por hablar". Y lo conseguí.
Un blog, ¿para qué?
Nunca me emocionó la idea de hacer un blog. Tal vez, porque me sentía orgullosa diciendo que no tenía uno y que no manejaba esas "cosas raras y difíciles" de Internet. Lo mismo digo del Twitter, esa red social novedosa que no llego a entender y que me niego a aprender a usar. Lo mismo decía del Facebook, hasta que me inserté en ese raro mundo lleno de amigos, etiquetas y grupos.
Pero, un blog.. ¿para qué puedo querer yo un blog? "No tengo inspiración, ni paciencia para esas cosas", justificaba cada vez que me aconsejaban sobre los beneficios de tener uno.
Me negué y juré que no me lo iba a hacer. Pero llegó este día, el día en que finalmente decidí ceder y meterme en este submundo, en el que descubrí que muchos conocidos ya están insertos hace tiempo. No sé bien para qué, con qué objeto y, mucho menos, qué contenido voy a subir o qué uso le voy a dar.
Simplemente, hoy digo: "Ya tengo el blog". Veremos en qué va derivado mi nueva creación.
Tal vez, en un tiempo me aburra y decida cerrarlo porque no le encuentre el sentido o, quizás, me incentive a seguir escribiendo y poder salir del rótulo, que yo misma me puse de "sólo escribo información dura, nada de mi vida, ni esas pavadas".
No sé bien para qué, pero tengo un blog.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)