20 de marzo de 2010
Un blog, ¿para qué?
Nunca me emocionó la idea de hacer un blog. Tal vez, porque me sentía orgullosa diciendo que no tenía uno y que no manejaba esas "cosas raras y difíciles" de Internet. Lo mismo digo del Twitter, esa red social novedosa que no llego a entender y que me niego a aprender a usar. Lo mismo decía del Facebook, hasta que me inserté en ese raro mundo lleno de amigos, etiquetas y grupos.
Pero, un blog.. ¿para qué puedo querer yo un blog? "No tengo inspiración, ni paciencia para esas cosas", justificaba cada vez que me aconsejaban sobre los beneficios de tener uno.
Me negué y juré que no me lo iba a hacer. Pero llegó este día, el día en que finalmente decidí ceder y meterme en este submundo, en el que descubrí que muchos conocidos ya están insertos hace tiempo. No sé bien para qué, con qué objeto y, mucho menos, qué contenido voy a subir o qué uso le voy a dar.
Simplemente, hoy digo: "Ya tengo el blog". Veremos en qué va derivado mi nueva creación.
Tal vez, en un tiempo me aburra y decida cerrarlo porque no le encuentre el sentido o, quizás, me incentive a seguir escribiendo y poder salir del rótulo, que yo misma me puse de "sólo escribo información dura, nada de mi vida, ni esas pavadas".
No sé bien para qué, pero tengo un blog.
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