23 de marzo de 2010

Esclavos del reloj


Vivimos pendientes del reloj. Inconscientemente, no podemos vivir sin él. ¿Cuál es el sentido de contar los minutos que faltan para que algo termine? ¿Por qué estamos haciendo siempre cuentas regresivas? ¿Y por qué nos fijamos cuánto hace que algo dejó de existir?
De una manera u otra, toda nuestra vida está manejada por ese pequeño aparato, que nos indica que ya no podemos seguir dando vueltas en la cama, que nos dice que falta poco para volver a casa o que nos señala que algo indefectiblemente terminó.
Queramos o no, dependemos de él en todo momento: Al acostarnos, solemos hacer cálculos mentales acerca de la cantidad de horas que nos quedan por dormir. Al levantarnos, medimos con exactitud los minutos necesarios para poder llegar a tiempo, aunque no siempre funcione. Pero los cálculos nunca nos abandonan.
Más de una vez me ha surgido esta reflexión acerca de lo esclavos que somos del reloj. Por estar tan apegados a él, no siempre podemos llegar a disfrutar de los momentos.
¿Podremos algún día liberarnos de esa esclavitud que nos ata al reloj? ¿Seremos capaces alguna vez de dejar de lado ese pequeño aparato que rige todos los órdenes de nuestra vida?

1 comentario:

  1. Es terriblemente cierto. Hoy, para no ir tan lejos, estábamos con los compañeros Jhoni, Seba y Lucía dando vueltas por la ciudad en búsqueda de un libro, y yo estaba pendiente todo el tiempo de que se me hacía tarde, de que iba a perder el colectivo, de que tenía hambre!!!!
    Después fui a la tarde a una librería para ver si conseguía el libro, y nada. Perdí una hora por nada!!!!
    Y bueno, la culpa la tiene el Conde ese que inventó los relojes. Un beso nacional y popular.

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