28 de marzo de 2011

Encuentro


Y un día volvés a encontrar a ese al que los años se habían encargado de alejar. A ese al que con un esfuerzo casi sobrehumano lograste dejar atrás.
Cambió, y mucho. Claro, no sos la única a la que las experiencias la hicieron madurar.
Por un momento, todo es recordar: esa cara de niño, esa sonrisa...hoy ya no queda nada de eso.
Ves a un hombre. Y aunque aún le queda mucho por cambiar, ya no le queda nada de toda esa ingenuidad.
En un instante tu mente se traslada a aquel verano en el que se conocieron. A ese primer beso.
Inevitablemente, y sin escalas, vuelve a tu cabeza esa última charla. Ese final tan doloroso. Esas palabras que resonaron durante meses. Una y otra vez.
Tantos intentos por encontrarle una lógica a lo que sólo merecía resignación.
Fueron miles de noches en las que juraste volver a buscarlo. Pero el tiempo se llevó todas las ilusiones. Y cualquier expectativa posible quedó atrás.
Te escondiste. Evitaste cualquier lugar que pudiera provocar ese encuentro. Ideaste un sinfín de excusas para esquivar ese momento.
Pasaron años. Insisto. Pero no pudiste evitar estremecerte cuando lo tuviste enfrente. Fue inútil. A pesar de tantos ensayos para demostrar la superación absoluta.
Hoy ya no queda ningún sentimiento. Aquella ilusión pasó a ser sólo un recuerdo.
Y, a pesar de los miedos, el encuentro fue incapaz de generar alguna reacción.

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